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Ser joven en Venezuela

Sobreviviendo a un Estado Fallido

Actualmente ser joven en Venezuela representa uno de los retos más desafiantes para la población, una condición natural que en medio de circunstancias adversas impuestas por acción y omisión del Estado es compleja desarrollar, una generación que ha tenido que sobrevivir en medio de violaciones de Derechos Humanos, persecuciones, hostigamientos, y en medio de un régimen de facto, autoritario, que con el pasar de los años ha recrudecido su arbitrariedad en contra de la sociedad civil.

En los últimos años las juventudes venezolanas han sido duramente golpeadas por el Estado en medio de una realidad deshumanizada que amenaza su vida cotidiana y la proyección de un futuro prometedor. En medio de la trayectoria amenazante de un Estado irresponsable y hostil se ven atropellados los derechos de una juventud.

Podemos comenzar analizando la Estabilidad y Oportunidades que pueden tener los jóvenes venezolanos. La educación Universitaria, la cual había sido la primera opción por excelencia de la juventud hoy se encuentra en riesgo, primeramente por las más de 50 decisiones judiciales que vulneran tanto la libertad académica como la autonomía universitaria en los últimos 10 años, que ha perjudicado la esperanza de progreso por medio de la profesionalización en los jóvenes. Volviendo la oferta universitaria cada vez menos atractiva para ellos, asimismo el último año se presentaron fuertes quejas por la asignación de cupos por parte de la Oficina de Planificación del Sector Universitario (OPSU) a lo cual La rectora de la Universidad Bolivariana de Venezuela (UBV), Sandra Oblitas, afirmó que el Sistema Nacional de Ingreso le ha garantizado a los jóvenes que egresan de los centros educativos el acceso a las universidades del país, dando prioridad a las carreras que son necesarias para el desarrollo de los motores de la economía del país. No siendo esta la primera vez que el Estado busca manipular sin estándares la decisión vocacional en función de los planes de desarrollo de turno que plantea el Gobierno.

Asimismo, al entrar en la universidad los jóvenes tienen que enfrentar una realidad problemática, en caso de las universidades privadas sobrepasan los salarios mínimos y no se acoplan al poder adquisitivo promedio de la población, la cual según el ENCOVI 2021 en su 94,2% padece de pobreza, así pues al optar una universidad pública deben convivir en un entorno que subsiste con el 1% del presupuesto requerido, desembocando en una deserción que varía entre el 40 y 60% en las universidades autónomas a nivel nacional, siendo el único apoyo del Estado una beca que ha sido proclamada por los dirigentes estudiantiles a nivel nacional como miserable ya que representa aproximadamente un dólar, lo cual es insuficiente para cubrir cualquier gasto educativo.







En este mismo sentido, podemos analizar otro tema que caracteriza la juventud venezolana, y es precisamente en parte consecuencia de factores anteriormente mencionados, la migración y deserción, según la documentación realizada por la ONG Sin Mordaza y El venezolano, 1367 jóvenes encuestados entre 18 y 29 años, que aún continúan en Venezuela. El 92% de estos jóvenes ha considerado irse debido a la coyuntura económica que atraviesa el país, la cual para ellos es la principal razón de migración. El solo hecho que los venezolanos, se deban ir por razones socioeconómicas, significa una transgresión de los DESCA (Derechos Económicos Sociales Culturales y Ambientales). Según está la investigación aquellos que se quedan es aquella persona con estudios superiores o que se encuentra realizando sus estudios en este momento, muchos de ellos jóvenes. De estos un 45% no percibe los beneficios establecidos en la Ley del Trabajo. El 24% percibe un salario totalmente dolarizado. El 8% no puede costear la canasta básica familiar en su totalidad. Añadido a ello, las edades que se encuentran mayormente entre la diáspora, oscilan sobre los 18 y 34 años. Edades que representan el 63% de la población migrante. Población que está expuesta al rechazo social, xenofobia, trabajo informal y en muchos casos escazas garantías fundamentales.




Por último, la esperanza y calidad de vida es uno de los temas fundamentales que debemos analizar y comprender en medio del álgido contexto que sobreviven los jóvenes, según el Observatorio Venezolano de Violencia, la mortalidad violenta acorta la esperanza de vida de los jóvenes en Venezuela, según su documentación en el año 2019 hubo 5.076 niñas, niños, adolescentes, jóvenes y adultos jóvenes muertos por causas violentas, de los cuales la mayor proporción, más de la mitad (el 52%), corresponde a jóvenes entre 18 y 24 años de edad. En su informe la organización aclara que “Hay 3.036 casos de muertes en los que no se reportó la edad y esto ocurrió para el 15% de los homicidios y el 40% de las muertes por “Resistencia a la Autoridad”. En consecuencia, las cifras presentadas en el informe pueden ser mayores que las que aparecen”. Según estos datos revelan que en Venezuela cada día del año 2019 murieron 14 niños y jóvenes por razones violentas. Además de esto, hay que destacar que no es solo la seguridad e integridad física de los jóvenes que está en peligro sino también su seguridad y bienestar mental, puesto que como se evidencia en unas estadísticas presentadas por el Diario podemos ver que la población entre los 15 y los 35 años de edad son los que presentan más síntomas de estrés, depresión y ansiedad ante situaciones como la incertidumbre, la crisis económica. Asimismo según la organización que defiende los derechos de la niñez y adolescencia, Cecodap, informó en la presentación del documento que con solo 13 psicólogos del servicio de atención psicológica atendieron a 4.910 personas, de las cuales, al menos un 65% eran casos de menores de edad. “23% de los niños, niñas y adolescentes atendidos sufrieron castigo físico y humillante (5% más que el año 2020). A los niños les castigan por conductas disruptivas (33.8%) pero también por alteraciones en el estado de ánimo (28.3%). Se castiga la depresión y la tristeza)”, alegó Abel Saraiba Psicólogo de la organización.

Así bien, es evidente y demostrable el daño ocasionado en diversas áreas a la población joven venezolana por parte del Estado, tanto por acción como por omisión. Por ello, hoy en el día internacional de la juventud hacemos un llamado de atención sobre esta alarmante situación que exigimos cambie por el futuro de la nación y el bienestar de nuestra juventud.

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